La siguiente oportunidad
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Como decía John F. Kennedy, “En la crisis, sé consciente del peligro, pero reconoce la oportunidad”. El gran terremoto que ha originado la COVID-19 en nuestra sociedad, entendida ésta de alcance mundial, ha puesto a prueba nuestros mecanismos de adaptación a un nuevo entorno sobrevenido.
El sector aeronáutico y aeroportuario, en el que variar las grandes inercias de funcionamiento supone en condiciones normales largos periodos de transformación, ha demostrado que ha sabido adaptar su operativa a la nueva situación para recuperar la confianza en el transporte aéreo, salvaguardando siempre la seguridad y salud de pasajeros y trabajadores.
En los aeropuertos, desde los primeros compases de la pandemia, hemos adaptado nuestras infraestructuras a la nueva demanda, tomando decisiones valientes, fomentando la actividad de carga con la que traer de diferentes orígenes material sanitario y vacunas, trabajando codo con codo con las aerolíneas, que también tuvieron que cambiar su manera de operar habitual, variando por ejemplo la configuración de sus aeronaves para maximizar la carga traída de esos lugares. Fuimos capaces, en coordinación con Instituciones Europeas y Españolas, del ámbito sanitario y aeronáutico, de sentar las bases de un plan de medidas que debían desplegarse en todos los aeropuertos para transmitir a los pasajeros confianza y seguridad en la aviación: protocolos de refuerzo en limpieza y desinfección, renovación adicional del aire dentro de nuestros edificios, instalación de filtros HEPA en las máquinas de climatización, despliegue de dispensadores de hidrogel, controles sanitarios a los pasajeros de llegada, señalización y comunicación… Y así un largo etcétera de actuaciones, englobadas en ese plan, que han merecido el reconocimiento de los aeropuertos de AENA por parte de diversos Organismos Internacionales.
Esta crisis nos ha brindado además una nueva forma de concebir la manera de comunicarnos, más telemático y conectado, pero también nos ha recordado la importancia del contacto personal. Y para esos dos modos comunicación, telemática y presencial, debemos adaptar los espacios terminales para generar entornos de trabajo y contacto digital, prestando al mismo tiempo unos servicios de calidad adaptados a las expectativas de nuestros pasajeros. Hemos entrado de pleno en la era de la transformación digital, alumbrando nuevas formas de gestionar nuestros servicios, de relacionarnos con nuestros proveedores, de tomar decisiones basadas en los datos.
Por último y no menos importante, hemos sido más conscientes de la necesidad de ser respetuosos con el medio ambiente, de la importancia de comprometernos a ser eficientes y sostenibles: ajustar el consumo de recursos maximizando el uso de fuentes renovables, de reducir nuestras emisiones a cero, lo que implica nuevamente un paso hacia adelante en nuestra metamorfosis: fomentando el uso de vehículos eléctricos en tierra, ayudando a suministrar combustible no fósil a las aeronaves, instalando plantas fotovoltaicas, usando geotermia, reduciendo el consumo hídrico…
Nuestro objetivo para los próximos años, como primer gestor aeroportuario a nivel mundial, debe ser convertirnos en el motor del cambio que ayude a volar hacia una sociedad más conectada, más solidaria y más sostenible.
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